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Comunidades de Amapala luchan contra los prejuicios sobre Honduras

En el Golfo de Fonseca varias asociaciones comunitarias se esfuerzan diariamente por demostrarle al mundo que existe una Honduras mucho más bella y amigable de la que se suele vender. Amapala, por su alegría y tranquilidad, es un claro ejemplo de ello.

Si hay un destino donde definitivamente es falso aquel axioma que sostiene que Honduras es un país tremendamente peligroso, es Amapala, localizada en la Isla del Tigre. Pero cómo explicárselo a la comunidad turística internacional, sin apoyo del gobierno nacional y sin demasiados recursos económicos. En esa misión trabaja día y noche toda la comunidad. Y específicamente, la Asociación Hostales Perla Mar y la Asociación de Pescadores Artesanales de la Aldea Las Pelonas.

Al notar que en algunos meses del año llegaban visitantes con la intención de pernoctar en la isla y se tenían que retirar por no encontrar lo deseado, nació la idea de algunas mujeres de ofrecer una habitación que esté en desuso dentro de sus propias casas.

En el año 2002, con el apoyo de la Asociación Visión Mundial y tras recibir varias capacitaciones, se formalizó y legalizó aquella actividad ya en marcha, conformándose así la Asociación Hostales Perla Mar. En la actualidad está compuesta por 21 socias, 18 mujeres y tres hombres, que ofrecen 1 o 2 habitaciones y servicio de alimentación dentro de sus propias casas. En algunos pocos casos ya se están construyendo habitaciones afuera de las casas, para aquellos turistas que deseen más independencia.

Puerto de Amapala

Pero la oferta turística no queda allí. La misión es compartir con el turista la convivencia diaria de la familia que lo alberga y el estilo de vida de la comunidad entera. El método es la hospitalidad sin límites. En poco tiempo uno se siente parte de la familia y por ende, de Amapala. Llevar al turista a recorrer la isla, mostrarle las mejores playas y subir el cerro Amapala (o del Tigre) es parte de su amabilidad. La asistencia a eventos y ferias comunitarias tampoco faltarán.

Otra asociación que trabaja incansablemente por sacar adelante la isla es la Asociación de Pescadores Artesanales de la Aldea Las Pelonas. Esta organización nació en el 2010 ante la preocupación por la escasez de peces, debido en gran parte al cambio climático. Casi toda la aldea se ha dedicado desde tiempos inmemorables a la pesca artesanal y en esos años su oficio estaba en crisis. Entonces algunas familias decidieron organizarse colectivamente para enfrentar la crisis y optaron por hacer arrecifes artificiales tamaño domo.

Con esto no solo aumentó considerablemente la cantidad (y mejoró la calidad) de los peces sino que también les abrió la puerta para otra actividad económica: la turística. Sin abandonar su oficio tradicional, ahora la asociación ofrece el tour de la pesca deportiva, que consta de un paseo en lancha por donde están ubicados los arrecifes artificiales para que el turista pueda experimentar la principal actividad de los pobladores. El paseo incluye todo el equipo de pesca, chaleco salvavidas, alimentos y bebidas.

La asociación actualmente está compuesta por 6 hombres y 6 mujeres y también está luchando contra el prejuicio machista de quienes no creen posible que una mujer maneje el motor de una lancha o les enseñe como pescar. En muchas ocasiones quienes acompañan y guían al turista durante el tour de pesca deportiva son dos mujeres. Además la asociación maneja una caja rural donde se realizan préstamos entre socios y proyectos de conservación ambiental, como por ejemplo la reforestación de manglares.

Playa de Amapala

Sin lugar a dudas, estos proyectos turísticos son muy importantes para las comunidades, ya que las familias han encontrado un ingreso económico que les permite sobrellevar con mayor comodidad la crisis estructural a la que son sometidos los sectores más empobrecidos del país. Son un verdadero ejemplo de lucha diaria para sacar adelante sus familias y también, en el ambiente turístico, para romper con determinados estereotipos.
“No vayas, es muy peligroso”, “No hay nada para ver”. “Solo tienes que ir a Copán y Roatán”. Frases como estas se escuchan muy seguido cuando mencionas Honduras durante tu viaje, como si este país no fuese compatible con el verbo viajar y/o disfrutar. Pero ni los malos gobiernos de turno ni aquellos prejuicios internacionales deben taparnos la riqueza cultural/natural de Honduras. Amapala, como otros tantos lugares de Honduras, es sinónimo de tranquilidad, alegría y amabilidad. Y las comunidades locales no solo trabajan arduamente para salir adelante, sino que además están esperando visitas de todo el mundo para demostrar que hay otro país muy distinto al que suelen vender los medios dominantes.