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La errónea transición hacia una movilidad más sostenible en España

En breve entrará en vigor la Ley de Protección del Clima y Transformación Energética. Se implementarán zonas de bajas emisiones en municipios de más de 50.000 habitantes y en algunos municipios de más de 20.000 habitantes.  Esta nueva normativa de movilidad sostenible, entrará en vigor en 2023 y afectará a más de 150 municipios.  Algunas ciudades como Barcelona o Madrid ya han comenzado con las restricciones.

Para decidir qué vehículos pueden o no acceder a estas zonas de bajas emisiones, la Dirección General de Tráfico se basa en su sistema de etiquetado de los vehículos. Actualmente existen cuatro etiquetas diferentes:

  • Sin distintivo (o etiqueta A): vehículos de gasolina matriculados antes del año 2000 o los diésel anteriores al año 2006.
  • Etiqueta B: vehículos gasolina matriculados a partir del año 2000 y los diésel posteriores a 2006.
  • Etiqueta C: vehículos de gasolina matriculados a partir de 2006 y los diésel a partir de 2014
  • Etiqueta ECO: vehículos movidos por algún tipo de hibridación cuya autonomía eléctrica sea inferior a 40 kilómetros. También incluye vehículos movidos por GLP y GNC.
  • Etiqueta Cero Emisiones: automóviles completamente eléctricos y híbridos enchufables con autonomías eléctricas superiores a los 40 kilómetros.

La nueva normativa

La nueva normativa restringe la circulación de vehículos sin etiqueta y con las etiquetas B y C. “Las prohibiciones o restricciones de acceso afectan principalmente a los vehículos con mayor potencial de contaminación, como el vehículo A, paulatinamente a los vehículos B y C”. De esta manera se afecta a una cantidad muy grande de los usuarios, que se verán forzados a comprar nuevos vehículos, con el gasto económico y medioambiental que esto implica.

Un enfoque incorrecto

Pese a que en la ley se habla de las normativas europeas de emisiones EURO, la DGT ha entregado estos distintivos simplemente en base al año de matriculación de los vehículos. De esta manera se han quedado sin distintivo medioambiental una gran cantidad de vehículos que sí deberían tenerlo. Afortunadamente, es posible enmendar esto pidiendo un certificado de emisiones a la marca y llevando éste a tráfico.

Actualmente, el principal problema de los sistemas de etiquetado está relacionado con la falta de enfoque en el clima. Las actuales etiquetas ambientales solo tienen en cuenta las emisiones contaminantes de los vehículos (NO2, NOx y material particulado). Se omiten completamente las emisiones de CO2, el principal gas de efecto invernadero. Por un lado, este sistema permite mejorar la salud pública y la calidad del aire, pero por otro lado, esto no es suficiente. No se puede permitir circular a vehículos que contribuyan enormemente al calentamiento global y al desarrollo de la crisis climática.

Los problemas de los distintivos

Las marcas, por su parte, también están creando estrategias para evadir este sistema de clasificación, y lo están consiguiendo de manera muy efectiva.  Como hemos visto anteriormente, la etiqueta ECO se da a todos los vehículos con hibridación. Por este motivo muchas marcas están incluyendo en sus modelos hibridaciones suaves de 48 voltios, consiguiendo así la etiqueta ECO directamente. Esta hibridación es tan leve que no permite al coche circular en modo totalmente eléctrico, tan sólo brinda un poco de ayuda al motor de combustión tradicional. Gracias a este “truco” hay miles de coches bastante contaminantes circulando libremente y amparados bajo el etiquetado.

Otro punto negativo es la imposibilidad de legalizar u homologar modificaciones en vehículos antiguos para reducir sus emisiones. No tiene sentido deshacerse de un automóvil que aún funciona para comprar otro que contamine algo menos. La posibilidad de instalar sistemas anticontaminación en vehículos antiguos existe, pero no será legal circular con dicho vehículo.

Aún falta mucho para que los métodos de producción de electricidad y la infraestructura hagan del coche eléctrico una opción viable y se generalice su uso. Hasta entonces, la administración debería reconsiderar muchos aspectos de la normativa que pretenden aplicar a todos los vehículos de combustión. La salud de las personas y la del planeta está en nuestras manos.