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Turismo sostenible: Una realidad cada vez más urgente

Hablamos mucho de sostenibilidad en la actualidad. Pero, ¿es un concepto relativamente nuevo, o por el contrario es una idea que ha ido evolucionando desde hace más de 20 años? 

En realidad, esta idea se ha ido desarrollando gracias a la definición que realizó la ONU en el año 1987 sobre el concepto de desarrollo sostenible: “Aquel que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Esta idea se popularizó en la cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en el año 1992. Y allí se crea la CDS (Comisión de Desarrollo Sostenible) y La Agenda 21. Este plan de acción tiene como principal objetivo construir un desarrollo sostenible para que las generaciones futuras puedan aprovechar los recursos naturales, tal y como lo estamos haciendo nosotros hoy en día, mediante la sostenibilidad ambiental, la justicia social y el equilibrio económico.

Teniendo en cuenta estos conceptos, la industria turística no tardó en adaptarlos para garantizar una continuidad del turismo. Y por ello creó la siguiente definición del turismo sostenible: “El turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”.

En esta definición se reflejan claramente los 3 pilares de la sostenibilidad, los cuales tienen que estar en armonía para que se produzca un correcto desarrollo sostenible en un territorio turístico.

Es innegable la cantidad de beneficios que aporta esta industria a las zonas donde se desarrolla. Empezando por la creación de puestos de trabajos o ayudas directas o indirectas para la conservación de los recursos naturales y culturales. Incluso la modernización de las zonas con mejoras en las áreas de servicios, implicando así un aumento en la calidad de vida de la sociedad. Pero hoy día se hace hace indispensable alcanzar una toma de conciencia: el turismo realmente sostenible, es una realidad cada vez más urgente.

Los impactos negativos de un turismo no planificado

Pero del mismo modo, no se pueden negar las consecuencias negativas que se desencadenan debido a un turismo mal gestionado y mal planificado.

Uno de los ejemplos más recurrentes es la estacionalidad, intensificándose en las zonas de montaña en invierno y en las zonas costeras en verano. Incluso llegando a saturar los destinos, sobre todo los fines de semana o días claves señalados en el calendario.

Estos hechos pueden derivar problemas sociales. Ejemplos de ello podrían ser la contaminación acústica, contaminación del aire o de los suelos. También un aumento de la delincuencia o gamberradas por parte de los turistas más jóvenes en busca del ocio nocturno, por ejemplo. 

Otro de los problemas derivados es la gentrificación turística. Esta acción obliga a los residentes a desplazarse hacia áreas más lejanas de sus puestos de trabajo debido al gran incremento del precio de las viviendas.

También existe la problemática de contratos inestables y precarios o el exceso de horas de trabajo para satisfacer la demanda. Por no mencionar el gasto de bienes básicos, como el agua o la electricidad. Y qué decir de la gran demanda de terreno para construir infraestructuras que satisfagan las necesidades de los turistas.

La clave está en el turismo sostenible

Teniendo en cuenta los ejemplos anteriores, se hace urgente y necesario implementar acciones y medidas que ayuden a desarrollar un turismo más respetuoso con el medio ambiente y la sociedad. El principal objetivo debe ser proteger todos los recursos que lo conforman, ya que son el soporte de toda su actividad. El turismo sostenible es una realidad cada vez más urgente.

Porque necesitamos ver océanos y mares limpios, libres de plástico, animales libres de explotación. También bosques cada vez más sanos y verdes albergando infinidad de vida silvestre. Necesitamos ver profesionales contentos en sus puestos de trabajo con sueldos dignos y horarios que les permitan una conciliación familiar. Queremos ver poblaciones contentas de recibir turistas, donde se cree un intercambio positivo de experiencias, que aprendan los unos de los otros dentro del respeto mutuo. Queremos a turistas satisfechos con las visitas y los productos y servicios adquiridos, que se vayan con un buen recuerdo de sus viajes y con ganas de volver. Empresarios satisfechos con sus actividades realizadas y las retribuciones conseguidas. Queremos ver una administración consciente y dispuesta a invertir en infraestructuras y servicios e incluso dispuesta a impartir formación profesional de calidad para que el sector cuente con personal bien cualificado y preparado.

En definitiva, deseamos ver un sector próspero y atractivo donde todos seamos ganadores. Para ello, como sociedad y como profesionales del sector turístico, tenemos que exigir a los gobernantes y empresarios del sector un cambio en el modelo económico. Este debe garantizar una armonía entre los 3 pilares de la sostenibilidad turística. Los beneficios económicos obviamente son importantes, pero no pueden pasar por encima del medioambiente y la sociedad, porque sin ellos, simplemente, la industria se extinguiría.

Fuentes:

https://www.un.org/es/ga/president/65/issues/sustdev.shtml

https://www.un.org/spanish/conferences/cumbre&5.htm

https://www.renovablesverdes.com/agenda-21/

Pérez de Las Heras, 2004 (Manual del Turismo Sostenible)

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