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El birding como reclamo ecoturístico

[dropcap]U[/dropcap]no de los grandes recursos olvidados del turismo rural lo tenemos encima… En el cielo. No sólo el astroturismo está consagrando al rural como mejor observatorio del universo, sino la ornitología, áspera palabra que los ingleses sustituyen con más modestia y acierto por “birding” (pajareo). Acierto porque como explica Antonio Sandoval, divulgador y ornitólogo, contemplar los pájaros tiene tanto de arte, juego y belleza, como de ciencia, pese a que aquí nos refiramos a ello de forma técnica y friki. En su libro ¿Para qué sirven las aves?recuerda que como tantos otros atractivos naturales, en el canto de los pájaros se han inspirado grandes artistas y compositores. Las casas rurales, cuya etiqueta “rurales” parece acogotarlas siempre al agrarismo, debieran promocionarse como casas neorrurales o de naturaleza, integrales, es decir, levantando su mirada y su oferta a todo el medio natural, incluido el cielo, escenario de los fenómenos de los que depende su paisaje y reino de los pájaros o las estrellas. Estrellas extinguidas en la ciudad pero abundantes en el campo, al que convierten en la mejor fuente de información astrofísica y tribuna universitaria al cosmos.

El valor turístico del birding está en que además de diversificar y desestacionalizar la oferta, seduce a los turistas europeos, cotizados por su alto nivel cultural, ecológico y económico. Son viajeros casi siempre bien equipados y dispuestos a pernoctar varios días. Los destinos más favorecidos o desarrollados para la observación ornitológica en España son Doñana y el Estrecho de Gibraltar, Extremadura, Pirineos… Las costas atlántica y cantábrica también constituyen un buen mirador para los viajeros, por su posición estratégica en medio de rutas migratorias. Una de las prácticas más ejemplares que se han llevado a cabo en nuestro país para aprovechar este recurso desde una asociación sin ánimo de lucro, sin apenas medios, es Urdaibai, en Bizkaia. Supo poner en valor y reciclar una antigua fábrica abandonada (y el ecosistema que la rodeaba), reconvirtiéndola en uno de los centros de observación de aves nacionales más dinámico e innovador.

Es necesario concienciarse del valor que el birding tiene más allá de nuestras fronteras. Basta saber que se organizan grandes competiciones a lo largo de países enteros con el fin de identificar el mayor número de especies, como retrata la comedia El gran año. ¿Qué las hace tan atractivas? Su pintoresca variedad: su forma de volar y cantar, su silueta, sus colores, el anidamiento, la cría… Las aves pueden ser la mejor puerta para entender la singularidad del ecosistema que rodea a una casa rural, así como los ciclos naturales en que vive inmersa. En su vuelo, las aves crean como las abejas un hilo que entreteje los distintos elementos del paisaje. Pese a que nuestra época ha anestesiado nuestra capacidad para apreciarlo, la aves son criaturas fascinantes: seres que sostienen su propio peso en el aire, con la mezcla de formas y colores más increíble que puediera diseñar un artista, y capaces de viajar inmensas distancias o atravesar espectaculares paisajes dignos de envidiar.

Si se crease una APP que permitiese espiar/compartir la mirada de los animales, ¿qué niño o adulto no se identificaría/empatizaría con las aves? Como ejemplo, la espectacular experiencia del mundo que tiene esta águila sobre los Alpes.

Este artículo, escrito por Aldán al que puedes seguir en su cuenta Twitter o en LinkedIn, ha sido publicado anteriormente para Ceres Ecotur. Puedes acceder al artículo original visitando este enlace.