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Manifiestos para la reactivación turística

2021 tendría que ser un punto de inflexión y de reconstrucción. Tras el balance de daños se tendrán que tomar decisiones sobre qué senda seguir para la reactivación del turismo en los próximos años. Pero, ¿hacia dónde?

En 2017, en el marco del Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, ya se pusieron sobre la mesa debates que con la COVID-19 toman más fuerza. Ahora, en 2020, han surgido diversas iniciativas como respuesta a la crisis y a las tendencias de consumo que se han observado durante los últimos meses de convivencia con el virus. En forma de manifiestos, declaraciones o llamadas a la acción formulan propuestas sobre cómo emerger del naufragio de una forma más sostenible.

El rango es amplio y hay donde elegir. Veamos algunos de los faros que se vislumbran en el horizonte y qué proponen.

Por dimensión y representatividad hay que destacar, en primer lugar, el European Tourism Manifesto, una alianza europea de más de 60 organizaciones privadas y públicas que abarcan toda la cadena de valor del turismo. En su Call for Action: Speed up social and economic recovery by fostering Sustainable Tourism Development de noviembre de 2020 aportan una lista no exhaustiva de prioridades de inversión que permitan generar empleos y crecimiento a la vez que contribuyen a la transición ecológica y digital. También urgen a los Estados miembros de la UE para que el turismo sea un elemento estratégico de los Planes Nacionales de Recuperación y Resiliencia y, durante de la crisis, han desarrollado un papel activo en solicitar a los Estados miembros la armonización de protocolos y restricciones de viaje.

Una de las organizaciones firmantes del European Tourism Manifesto, la Network of European Regions for a Competitive and Sustainable Tourism (NECSTouR), promulgó en 2018 la Declaración de Barcelona  – Better places to live, better places to visit con el objetivo de incrementar el impacto social y cultural del turismo. Ya en el 2020 lanzó la Call for action: the European Tourism Marshall Plan, you can make it possible!  que reclama un plan de rescate europeo para el turismo.

Surgido al albur de la crisis de la COVID-19 e iniciado por un conjunto de profesionales del sector turístico, el Manifiesto Tourism Reset defiende la regeneración del sector turístico a través de un modelo socialmente equitativo, ambientalmente respetuoso y económicamente sostenible alrededor de cinco ejes principales: la catalización del desarrollo socioeconómico, la promoción de la igualdad y unas condiciones laborales dignas; la generación de mejoras en la calidad de vida de las personas, la preservación y potenciación de la identidad cultural y la adopción de la gobernanza como cimiento de la gestión con las comunidades locales. En la actualidad cuenta con más de 1.100 personas adheridas de 35 países.

De forma análoga, el movimiento Future of Tourism Coalition, impulsado por seis asociaciones no gubernamentales, invita a adherirse a sus 13 principios rectores para la mejora del destino y la experiencia turística: ver la imagen completa, usar estándares de sostenibilidad, colaborar en la gestión del destino, elegir calidad en vez de cantidad, exigir una distribución justa de los ingresos, reducir los impactos invisibles del turismo, redefinir el éxito económico, mitigar los impactos climáticos, cerrar el ciclo en el uso de recursos, limitar el uso del suelo por parte de la actividad turística, diversificar los mercados de origen, proteger el sentido de pertenencia al lugar y gestionar los negocios de manera responsable.

Transforming Tourism Initiative, una plataforma de ONGs, profesionales del turismo y de la academia creada en 2017 demanda la transformación del turismo en línea con la Agenda 2030 según se desprende de su Declaración de Berlín (2017). En septiembre de 2020 dirigieron una Carta abierta a la Organización Mundial del Turismo (OMT) en la cual destacaban cómo la pandemia brinda una oportunidad única para llevar a cabo esa transformación.

La propia OMT ha desplegado toda una serie de iniciativas y herramientas en el contexto de la crisis pandémica, entre ellas la Declaración de Tbilisi: medidas para una recuperación sostenible. La Declaración reconoce al turismo como uno de los sectores más afectados por la pandemia y considera la paralización mundial como una oportunidad para redireccionar el sector hacia un futuro más sostenible e inclusivo.

También resulta de interés el Policy Brief “COVID-19 and Transforming Tourism” que traza una hoja de ruta con cinco prioridades para el reinicio de la actividad turística. Otras organizaciones internacionales como la OCDE también han publicado orientaciones para la recuperación Rebuilding tourism for the future: COVID-19 policy responses and recovery en las que el mensaje clave es que recuperar el turismo es una prioridad, pero el sector debe ser más sostenible y resiliente en el futuro. La European Travel Commission ha publicado, a su vez, el manual Covid-19 recovery strategies for national tourism organisations.

En el Mediterráneo, la Comunidad MED de Turismo Sostenible, formada por 24 proyectos financiados con fondos europeos, impulsó en 2017 la Declaración de Atenas y una serie de Policy fachsheets que marcan las prioridades para el desarrollo del turismo sostenible. La Conferencia de Regiones Periféricas Marítimas de Europa (CRPM), por su parte, adoptó en la asamblea de octubre de 2020 una Declaración en la que identifican las prioridades para la recuperación en la cuenca mediterránea.

Otras iniciativas de diversa índole podrían ser las de Forward Keys Reshaping the new era of tourism o, en Catalunya, las del Manifest Descobrir, promovido por la revista homónima y un conjunto de asociaciones vinculadas con el sector turístico.

Como se puede observar en esta recopilación (no exhaustiva) no han faltado declaraciones y otro tipo de documentos y, como comentaba al principio, algunas no son más que una evolución de debates preexistentes y que la pandemia no ha hecho más que acelerar.

Si se analizan cuáles son los puntos en común entre todos ellos, se podrían identificar cuatro.

En primer lugar, siempre aparece el mantra de la sostenibilidad. Probablemente éste es el aspecto en el que ya se ha comenzado a trabajar hace unos años y que, sin duda, ahora se verá reforzado. Razones no faltan. El segundo punto es el que ha emergido con fuerza a raíz de la pandemia: la digitalización. Temas como el uso del big-data, la capacidad de carga, los eventos y experiencias virtuales, los dispositivos y procesos sin contacto, el teletrabajo, etc. parece que han venido para quedarse. El tercero, una visión del turismo que tiene en cuenta su encaje integral en el destino. Y el cuarto es la necesidad de transformar el modelo, aunque en este sentido, se aprecia la falta de visiones compartidas, ya que las propuestas transitan desde el decrecimiento, el reinicio, la reactivación o a la recuperación de la actividad perdida.

Por último, es imprescindible destacar cómo la crisis de la COVID-19 ha situado el turismo en la agenda de las instituciones europeas. Por primera vez en la historia se presta mayor atención a un sector que representa un porcentaje importante del PIB europeo. Ello ha llevado a la puesta en marcha de diferentes iniciativas. Como ejemplo, en la European Tourism Convention del pasado octubre de 2020, se debatió sobre las prioridades para garantizar una experiencia turística segura y fluida, fomentar vacaciones más verdes y caminar hacia un turismo impulsado por datos. También el Dictamen del Comité de las Regiones Hacia un turismo sostenible y competitivo para las regiones y ciudades o la propuesta del Parlamento Europeo para la creación de una Estrategia europea de turismo sostenible. El Parlamento Europeo, asimismo, ha reclamado la existencia de financiación directa para el sector y propuso la creación de una línea específica para el desarrollo del turismo sostenible en el presupuesto europeo 2021-2027.

Pero si hay algo a resaltar en Europa serán los fondos Next Generation EU como palanca y combustible para la necesaria transformación del turismo. Se trata de un volumen de recursos sin precedentes vehiculado a través de los Planes de Recuperación y Resiliencia de los Estados miembros y de los que el turismo podrá formar parte. Las estrategias de recuperación de las regiones más afectadas en el turismo deberán definir acciones e inversiones en aspectos como la transición ecológica y digitalización, la economía circular, el desarrollo de soluciones basadas en datos para medir y gestionar de forma inteligente los flujos turísticos, la innovación en la creación de productos, los programas de calidad, las infraestructuras más ecológicas, la capacitación y la mejora de la gobernanza. Una oportunidad única, pues, para convertir las declaraciones de intenciones y manifiestos en hechos.

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